Innovación social alude a cambio y transformación social, se refiere a procesos en los cuáles se presentan nuevas posibilidades para un colectivo, ya sea por cambios de perspectiva de sus miembros o por enfrentar situaciones adversas o problemas compartidos que requieren de nuevos abordajes.

Es durante los 20 años recientes cuando el concepto se ha venido difundiendo con más fuerza, considerándose un elemento esencial para abordar y comprender la dinámica del mundo social, con la interacción constante entre personas, grupos, organizaciones e instituciones de distinto origen y naturaleza.

Gestionar la innovación social es un gran desafío, dadas las resistencias naturales que aparecen en las estructuras de los Estados, las instituciones académicas y las grandes corporaciones, siendo más flexible las dinámicas de los emprendimientos (sociales), las organizaciones de la sociedad civil y los grupos comunitarios. En estos procesos, los centros de pensamientos juegan un rol central, como articuladores de la diversidad de visiones y puentes para el desarrollo e implementación de estrategias.

El origen del concepto de Innovación Social puede rastrearse hacia un primer punto de inflexión, en autores como Peter Drucker y Michael Young, durante la década de los 60. Antes de esto, encontramos sus raíces en el siglo XIX, con Robert Owen, Karl Marx, Max Weber y Emile Durkheim, quienes abordaron fenómenos relativos al cambio social. [1]

“La noción de innovación social no es nueva, porque es posible conectarla con conceptos disruptivos que planteó Max Weber sobre el impacto que en el comportamiento social tienen las anormalidades, las cuales general cambio social. Sin embargo, conceptualmente, la innovación social sólo aparece en escena al final de 1980 e iniciando 1990, y no es hasta la llegada del 2000 cuando se hace evidente el interés creciente por parte de instituciones y organizaciones por este concepto.” (Borzaga & Bodini, 2012. Citados por Anheier, Krlev y Mildenberger, 2019). [2]

Se desarrollan distintas aproximaciones a esta noción tan relevante, lo cual posibilita una amplia variedad de abordajes:

  • La Comisión Europea la define como el “desarrollo e implementación de nuevas ideas (productos, servicios y modelos) para abordar necesidades sociales y crear una nueva relación social o colaboraciones. Representa nuevas respuestas a las demandas sociales, lo que afecta el proceso de integración social.” [3]
  • Murray, Gaulier-Grice y Mulgan, la presentan como “nuevas ideas, modelos y servicios que tienen la virtud de satisfacer nuevas necesidades sociales y de bienestar desde nuevas relaciones entre los agentes implicados desde una cultura colaborativa.” [4]
  • Phillis (2008) [5] , nos dice que “se hace relevante en la medida en que llena las necesidades que de otro modo no podrían ser atendidas y crea valor que de otro modo no podría haberse creado.”
  • Innovación Social también puede entenderse como la “capacidad de las organizaciones para generar nuevas ideas, caminos o formas de hacer las cosas, para atender problemas públicos y sociales de distinta naturaleza.” [6]

Un elemento común de todas estas definiciones es que siempre responde a problemas o necesidades sociales, lo que impulsa un conjunto de procesos que, involucrando a diversos actores y sectores, produce un valor colectivo (ideas, modelos, servicios) que de otro modo no podía haberse generado.

Otro aspecto fundamental de los procesos de innovación social es la transformación de las relaciones sociales a través de la apertura de espacios inéditos de participación, lo cual impulsa mayor influencia de actores relevantes como las poblaciones en situación de vulnerabilidad. Esto es esencial porque refiere la dignidad de todas las personas y presupone la predominancia de los Derechos Humanos.

Estos, junto a los planteamientos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, ofrecen una imagen clara y un marco sólido para la acción social. La interconexión de estos elementos brinda un territorio seguro para el diálogo, el relacionamiento y la cooperación entre todos los sectores sociales, siempre teniendo como propósito final el bienestar de las personas.

De acuerdo a Rey de Marulanda y Tancredi (2010): “Después de muchos debates se definió la innovación social como nuevas formas de hacer las cosas, nuevas formas de gestión con respecto al estado del arte en la región, que permitieran mejores resultados que los modelos tradicionales, que fuesen costo eficientes y muy importante, que promovieran y fortalecieran la participación de la propia comunidad y los beneficiarios, convirtiéndolos en verdaderos actores de su propio desarrollo y por lo tanto fortaleciendo la conciencia ciudadana y con ello la democracia de nuestra región.” [7]

La innovación social es un bien colectivo, conformado por prácticas que fortalecen el capital social, la confianza y la colaboración. Podemos definirla como una dinámica de interacciones y procesos de comunicación que impulsan la acción creativa y respuestas innovadoras para atender necesidades y hacer frente a problemas sociales, agregando valor y transformando las relaciones entre los actores involucrados.

Entre los mayores retos para su plena evolución, lo que implica la constitución de procesos flexibles y dinámicas más ágiles para el abordaje de los problemas sociales (en los ámbitos comunitario, nacional, regional y global), está el generar ambientes adecuados para la cooperación y la capacitación de las personas para participar de procesos creativos, integrando nuevas formas de interacción y desarrollando habilidades esenciales como la gestión emocional, el liderazgo inspirador, la empatía, la inteligencia intuitiva, entre otras.

Existen hoy suficientes técnicas para el desarrollo de estos procesos creativos, como las metodologías ágiles, el pensamiento de diseño (Design Thinking), teoría del cambio social, solución creativa de problemas, entre muchas otras. Estas están al servicio de producir un diálogo productivo entre las estructuras (organizativas y sociales) y las personas (individuos, ciudadanos), para impulsar procesos abiertos de comunicación y aprendizaje, de modo que aumente la capacidad de adaptación y respuesta para generar mayor bienestar social.

En estas dinámicas los actores sociales organizados tienen un papel esencial, específicamente:

  1. El rol del Estado es garantizar espacios de participación que produzcan la redistribución del poder. Esto implica un cambio de paradigma para pasar a priorizar el abordaje de problemas específicos, con base en datos y evidencias, para abrir espacios participación de cocreación de alternativas de solución, en los cuales se considere la voz de la ciudadanía.
  2. La innovación y sus implicaciones sociales ha tocado el seno de las empresas por las necesidades de cambio que se han producido en el entorno social, las exigencias de los consumidores para que las marcas compartan valores sociales. La empresa comienza a entenderse como un actor social relevante con capacidad para generar transformaciones.
  3. Las universidades tienen un papel fundamental en el desarrollo de la innovación social en la región. Universidades y centros de pensamiento enfatizan los procesos de cocreación, el aprendizaje colaborativo, las redes de conocimiento y la transferencia de capacidades a las personas.

[1] Abreu y Cruz Álvares. (2011). Innovación Social: Un Análisis de Conceptos, Etapas y Modelos. Octubre 2019, de Research Gate. Sitio web: https://www.researchgate.net/publication/298070338_Innovacion_Social_Un_analisis_de_ConceptosEtapas_y_Modelos

[2] Anheier, Helmut; Krlev, Gorgi; Mildenberger, Georg. (2019). Social Innovation: Comparative Perspectives. New York: Routledge.

[3] Anheier, Helmut; Krlev, Gorgi; Mildenberger, Georg. Ibidem.

[4] Murray, Gaulier-Grice y Mulgan. (2010). The Open Book of Social Innovation. Inglaterra: Young Foundation.

[5] Anheier, Helmut; Krlev, Gorgi; Mildenberger, Georg. Ibidem.

[6] Eugenia De Rosa (2017) Social innovation and ICT in social services: European experiences compared, Innovation: The European Journal of Social Science Research, 30:4, 421-432, DOI: 10.1080/13511610.2017.1348936

[7] Nohra Rey de Marulanda y Francisco B. Tancredi. (2010). De la Innovación Social a la Política Pública: Historias de Éxito en América Latina y el Caribe. Chile: CEPAL.

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