Uno de los elementos importantes a ser considerados durante la emergencia producida por el COVID-19, es el conjunto de imaginarios desde los cuales se aborda la respuesta, así como las formas de comunicación que se utilizan para interactuar con la población.

Frente a una crisis como la actual, se requieren sin duda algunas medidas comunicadas desde un liderazgo fuerte, que toma decisiones claras y establece marcos de acción, para que los factores de riesgo sean mitigados y la coordinación de acciones de atención sean las adecuadas. En este caso, se trata de prevenir la propagación del Coronavirus y establecer una dinámica clara de información actualizada y constante.

Pero hay otra perspectiva que es necesario adoptar, otra línea estratégica que se hace indispensable en momentos como el actual para todos los países de América Latina y el Caribe durante el avance de esta Pandemia. El primer elemento fundamental, que se desprende de la perspectiva de la Comunicación para el Desarrollo, es la participación de la comunidad, el acto de considerar a los ciudadanos aliados activos (no receptores pasivos) para la difusión de información y la generación de los cambios de comportamiento que se requieren en esta situación. 

Se trata de la Comunicación de Riesgos Basada en Comunidad o Comunicación de Riesgos y Relacionamiento con la Comunidad (Risk Communication and Community Engagement – RCCE),  que establece como prioridad “la conexión y comunicación sistemática con las personas y comunidades, para motivar y facilitar la adopción de comportamientos saludables, y prevenir la propagación de enfermedades durante eventos de salud pública.” (RCCE Actuin Plan Guidance: COVID-19 Preparedness & Response. IFRC – UNICEF – WHO).

Se hace necesaria la apertura de canales de comunicación, no solamente de difusión de información, para que sea la propia ciudadanía, como actor responsable y socio de vital importancia para enfrentar la emergencia, quien se haga cargo de adoptar, difundir y promover los cambios de comportamiento necesarios (distanciamiento social, mantenerse en casa, lavado constante de las manos, de los espacios y superficies). 

Este abordaje permitirá, como ya se ha probado en otras regiones del mundo, recolectar información y sugerencias de la comunidad para guiar la respuesta; abordar las preocupaciones, miedos, creencias, inquietudes y rumores de forma adecuada; compartir sugerencias pertinentes para la toma de acciones y que apoyen a las personas a asumir prácticas saludables que limiten la propagación del virus. 

Una estrategia de RCCE, facilitaría:

  • La comprensión de los temores presentes y los rumores que se difunden en torno al Coronavirus, información útil para dar una respuesta. 
  • Construir o fortalecer la confianza de las personas en el sistema de respuesta, así como reducir los miedos, estigmas y desinformación.
  • Hacer circular la información por distintos canales y permitir una conversación real, a través de líderes comunitarios o personas con influencia en la opinión pública, como aliados en la difusión de datos y en la promoción de los hábitos sanitarios adecuados. 
  • Asegurar la participación activa de la ciudadanía en la prevención del contagio del virus y la mitigación de su propagación.  
  • Identificar y apoyar soluciones y respuestas creadas por la comunidad. 
  • Asegurar que los grupos más vulnerables están incluidos y son escuchados en todo el proceso. 

Comprometer a las comunidades es un proceso complejo, que va desde la cooperación para compartir o difundir información, hasta la toma de decisiones compartidas y la colaboración en las acciones de respuesta y atención a la población. Distintos sectores, agrupaciones civiles, organizaciones sociales, están ahora sumando esfuerzos para hacer uso de toda la capacidad social (humana y estructural) en esta emergencia. 

Recordemos entonces que es nuestra responsabilidad hacer lo necesario, en nuestros contextos y con las capacidades que tenemos, para fortalecer las acciones de respuesta y hacer frente a los efectos que la pandemia está teniendo en todos los ámbitos de la vida social, los sistemas políticos y económicos. 

La comunicación como proceso y estrategia, es el núcleo para producir interacciones constructivas y positivas, así como la vía para protegernos de la desinformación y los rumores. La superación de esta crisis está en manos de todos los ciudadanos, que con información, sensibilidad y conciencia social, podremos tomar mejores decisiones y cooperar con quienes están en mayor situación de vulnerabilidad. 


Les dejo dos recursos de mucha utilidad, consultados para preparar este artículo: 

RCCE Actuin Plan Guidance: COVID-19 Preparedness & Response. IFRC – UNICEF – WHO.
https://www.who.int/publications-detail/risk-communication-and-community-engagement-(rcce)-action-plan-guidance

Community engagement for public health events caused by communicable disease threats. European Centre for Disease Prevention and Control. https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/community-engagement-guidance.pdf 

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