En el mundo cambiante de la actualidad, en el cual por una parte existen grandes avances tecnológicos, los mercados evolucionan de forma acelerada, y por el otro enfrentamos mayores desafíos sociales y ambientales, hay dos elementos esenciales para el éxito organizacional: más innovación y mejor estrategia.
Ambos elementos van tomados de la mano y exigen, sobre todo, mayor apertura para aprovechar las oportunidades que ofrece la diversidad cultural y de perspectivas, los canales para recibir información de nuevos actores, así como la generación de intercambio de ideas en dinámicas no convencionales.
La perspectiva de la innovación social está rompiendo las barreras tradicionales entre la empresa y las organizaciones de desarrollo social o de la sociedad civil, para producir un paradigma distinto donde se revaloriza el rol del sector privado y se impulsa la participación ciudadana en la creación de soluciones de mayor impacto social a los desafíos colectivos. De este modo, los negocios apuestan por la sostenibilidad en el largo plazo y participan activamente en la transformación social.
Desde esta perspectiva, considerando que vivimos en la sociedad del conocimiento y de la creación de comunidades, donde la información y la forma de intercambiarla son los bienes más preciados, es fundamental comprender que el rol del ser humano ya no está asociado con el procesamiento de datos -lo cual la inteligencia artificial puede hacer con mucha mayor eficiencia y velocidad-, sino a la generación de comprensión y especialmente a la creatividad, la forma de conectar los puntos para transformar la realidad con imágenes novedosas y pertinentes.
Las ideas más novedosas para el cambio organizacional y social ya no pueden esperarse sólo del interior, sino que necesariamente tendrán que provenir de los bordes, del contacto con diversos públicos afuera de la organización. De este modo podrán desarrollarse sistemas de innovación y nuevos modelos de negocio con alto impacto social.
En estos escenarios es cada vez más importante el fortalecimiento de redes de cooperación y la dinamización del intercambio de ideas. Estos espacios colaborativos es lo que está permitiendo la madurez de los mercados, la producción de mejores productos y servicios, y finalmente la generación de valor intangible que produce la transformación de las percepciones y las conductas.
La mayor ventaja competitiva en la actualidad es la capacidad de colaborar y contribuir en acciones que produzcan un impacto colectivo de bienestar y calidad de vida, así como de resolución de problemas sociales. Considerando estrategia e innovación, el trabajo en redes genera nuevas respuestas a los asuntos tradicionales.
En la actualidad se trata de crear valor con otros, de conectar cosas, personas e ideas. De este modo, entendemos que el rol de las estrategias de comunicación, en todo su espectro y áreas de aplicación, debe tener su foco en crear ambientes colaborativos y oportunidades de cooperación, para el impulso del pensamiento creativo en función de la sostenibilidad y el impacto social.
Metodologías centradas en el ser humano y ser comunidad
Crear redes de apoyo, comunidades, comunicaciones más sólidas y de impacto, alianzas intersectoriales y vínculos con diversidad de actores, es el foco actual de las estrategias de comunicación en relación a la generación de innovación social.
Por ello el centro vuelve a ser el ser humano y, particularmente, su capacidad creativa. Una creatividad colaborativa y producida en red, en intercambio constante y con una visión amplia tanto de los desafíos empresariales como de los problemas sociales.
Desde esa perspectiva, las organizaciones empiezan a crear comunidad. Estas comunidades toman diversas formas, dado que pueden ser colaborativas, participativas, de compromiso de sus miembros, etc. Cada red y empresa debe dilucidar cuál es el tipo de comunidad que mejor se adapta a su estrategia de negocios.
Lo relevante es que quienes forman parte de esta comunidad pueden ser co-creadores de las estrategias, de los mensajes, de las maneras de relacionamiento y el establecimiento de compromisos para la sostenibilidad y un positivo impacto social.
El elemento de la inclusión, superando barreras de edad, género, origen, cultura, orientación sexual, procedencia, contexto socio-económico, se hace esencial para la resolución de conflictos y problemas colectivos. Sólo en ambientes más diversos y pacíficos puede una sociedad, colectivo, comunidad, organización o empresa prosperar.
Estamos en la era de la multidimensionalidad y multidireccionalidad, así que los retos para las estrategias y dinámicas de comunicación son mayores, más complejas y exigen una visión más amplia, que supere paradigmas y prácticas tradicionales para comprender la dinámica creativa que se requiere en la actualidad.
Esto es la exigencia de pensar en comunicaciones para la innovación social.